- ¡Hola! ¿Hay alguien en casa? Preguntó. Silencio.
- ¿Hay alguien? repitió la incidente voz de la expectativa.
Lo preguntaba hacia adentro, hacia los lugares hondos del sentir.
Hacia los entretelones del pensamiento, donde los tiempos habían dejado suavemente los rastros de lo que se va.
Tal vez después del hilo suelto de los ecos, alguien respondiera.
Tal vez había alguien allí, pero estaba ordenando los papeles infinitos donde se posan las palabras.
Tal vez por eso se demoraba en contestar.
- ¡Eh!- imploró, casi, con una hebra de aliento todavía.
Nadie
Nadie
Entonces sopló, para que se perdiera en el viento el último pétalo de su voz.
María Cristina Ramos
1 comentario:
Jo... cuánta desolación...
Besos.
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